ORGANIZANDO EL HOGAR DE LAS PERSONAS AFECTADAS POR ALZHEIMER (I)

En nuestro anterior blog hablamos de cómo poder identificar los primeros síntomas de la enfermedad de Alzheimer. Sabemos que esta enfermedad, llamada a ser, desgraciadamente, la epidemia silenciosa del siglo XXI, preocupa a los familiares de las personas mayores, y a estas mismas cuando, a medida que envejecemos, notamos que nuestras capacidades cognitivas merman.

Una enfermedad tan invalidante y que, a día de hoy no tiene cura, requiere tomar medidas en el hogar para adaptarse a las nuevas circunstancias.

Si un diagnóstico precoz puede ayudar a entrenar las capacidades metales para retrasar en la medida de lo posible el avance de la enfermedad, también debemos acometer pequeños cambios para que las actividades cotidianas en casa sean menos peligrosas y más sencillas para el paciente.

Organizar el espacio en casa, en las diferentes estancias, es importante pero puede ir realizándose a medida que progresan los síntomas

El deterioro mental provoca dificultades mecánicas para lo que facilitaremos los movimientos y minimizaremos el riesgo de caídas retirando las alfombras o fijándolas en el suelo de forma segura.

También es importante acortar o eliminar los cables largos que pueden enrollarse en los pies y provocar caídas peligrosas. Tener cuidado con los muebles con picos o cristales, retirar sillas que no sean seguras o cómodas, iluminar bien las estancias son otras recomendaciones básicas.

Deberemos retirar los cerrojos interiores para evitar que la persona con Alzheimer se encierre en una habitación, incluso el baño.

La cocina es la estancia que más accidentes causa, por lo que es importante que los productos de limpieza estén fuera de su alcance, e incluso guardar los electrodomésticos pequeños como batidoras, afiladores, y los utensilios más peligrosos como tijeras, cuchillos, etc.

En el baño, los medicamentos, maquinillas de afeitar, frascos de cristal, etc., deberán estar guardados y fuera de su alcance. Como en el resto de estancias, mejor dejar a la vista solo los objetos imprescindibles y de uso no peligroso. Es mejor un plato de ducha que una bañera, pero si no disponemos de él, colocaremos agarraderas para mejorar la estabilidad y evitar caídas. Los espejos pueden provocar sensación de angustia al enfermo al no reconocerse en la imagen que proyecta, es una buena idea retirarlos o cubrirlos. Estaremos siempre pendientes del aseo de estos enfermos, ayudándolo y proporcionándole en cada momento los utensilios que necesite.

En los próximos blog seguiremos dando pequeños consejos para la organización del hogar y cómo afrontar en casa el cuidado de las personas afectadas por esta enfermedad.