
08 Jun LOS CAMBIOS DE COMPORTAMIENTO EN LAS PERSONAS MAYORES
Los psicólogos infantiles nos comentan que la personalidad toma forma en los primeros años de nuestra vida. Posteriormente, el ambiente, la educación, las decisiones que tomamos y sus consecuencias, y otra case de hechos que acontecen en el discurrir de nuestra existencia, terminan por moldear el tipo de personalidad que nos acompañará a lo largo de los años. Sin embargo, las “líneas maestras” se trazan en los primeros años, en la infancia.
Conforme envejecemos es normal que nuestros hábitos y costumbres cambien, y del mismo modo, se van sucediendo una serie de cambios comportamentales que llamar la atención en mayor o menor medida.
A veces caemos en la trampa de generalizar ciertas conductas y pensamos que todas las personas mayores son gruñonas, o que no quieren aprender cosas nuevas, o que tienen muchas manías.
Con el tiempo, nuestro cerebro cambia y algunas enfermedades pueden agudizar o acelerar muchos cambios en el comportamiento.
Tenemos que estar atentos a estos cambios por si es necesaria ayuda externa, y también aprender a aceptar estos cambios, siempre que no sean síntoma de algún tipo de trastorno, con paciencia y comprensión.
La vista es uno de los sentidos que se ven afectados en casi todas las personas mayores, dificultando la lectura, el cálculo de distancias, la identificación de los colores… lo que puede ser peligroso a la hora de conducir o pasear por la calle.
Evidentemente, el oído pierde eficacia y la sordera suele ser uno de los condicionantes más importantes en los cambios de comportamiento de las personas mayores, dificultando la socialización y produciendo cierto rechazo en las personas que intentan mantener una conversación fluida con una persona mayor con problemas de audición.
Las demencias de la tercera edad suelen reducir la capacidad expresiva del individuo, repitiendo continuamente la misma idea o no pudiendo dar con la palabras exactas que necesitan para comunicarla.
En muchas ocasiones pueden descuidar su aseo personal, volverse desconfiados, cambiar frecuentemente de humor sin motivos aparentes…
Los cuidadores deben estar preparados para identificar estas conductas y cuidar la comunicación con la persona mayor a su cargo para evitar que la relación de confianza necesaria de deteriore.